Germán List Arzubide
Exaltación
En este número del 30-30 compartimos un grabado del artista gráfico Zamer, para conmemorar el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata. Acompañamos la ilustración con un fragmento del poeta estridentista Germán List Arzubide.
La protesta
El 10 de abril de 1919, quedará en la historia de nuestra Revolución como un dolor para los campesinos y un remordimiento para los demás mexicanos. El asesinato a traición de Emiliano Zapata, caudillo de los indios, llevado a cabo con fría premeditación por las fuerzas carrancistas, ha puesto una mancha sobre nuestra lucha, que no quedará lavada hasta que al gran muerto se le haga justicia, hasta que sobre la agotada planicie de este México hirviente, el indio, el irredento, hunda su arado en la tierra libre.
Emiliano Zapata alza hoy más reciamente que nunca su voz de admonición. Sobre el poblado triste, donde las míseras casuchas comentan la angustia de la raza, cruza como un viento de dolencia que interroga por el afán del caudillo, que durante nueve años, refugió en los riscos de la sierra, el ansia de la gleba y sacudiendo e los vencidos de su mortal abandono, les dio anhelo, una fe para luchar por ella.
¿De qué hondura tremenda, el hombre aquél sacó el grito que conmovió el frío barro de los secularmente abatidos? ¿Con qué ademán inmenso los increpó para darles seguridad en ellos mismos?
Se ciega el alma deslumbrada contemplando en la imaginación, el rotundo galope con que iban a la carga los esclavos luchando por la tierra. La blancura de los trajes misérrimos, ponía como relámpago de místico afán en el campo que vio vencido al indio y las descargas de la fusilería con que subrayaban su grito, fue el eco, el renuevo de protesta de aquella falange insurgente que el inmenso Morelos supo llevar a la victoria.