No debemos de pasar por alto los feminicidios en México

Damaris Castillo

El feminicidio es privar, quitar, ultrajar, asesinar a mujeres por razones de género. Son palabras muy fuertes, que muchos de nosotros no tenemos en nuestro vocabulario, pero que deberíamos tener presente todos los días. ¿Quién de nosotros no conoce, o tiene un conocido, o ha escuchado del caso de una mujer asesinada y violada?
Ni el Estado mexicano ni nadie ha sido capaz de dar castigo a quienes sean culpables, mucho menos de ofrecer justicia a los casos de mujeres asesinadas. Al Estado le resulta imposible garantizar derechos que ha asumido en instancias internacionales de que las que forma parte como la Corte Internacional de Derechos Humanos de 2009, derechos que quedan solo plasmados en un papel o en el aire pues nadie las cumple ni estas mismas instituciones. El reconocimiento del feminicidio se ha convertido en una lucha con escasas victorias. No sirve avanzar en derechos políticos y ciudadanos si las condiciones de desigualdad social, explotación y marginación continúan exponiendo a las mujeres a ser asesinadas por el hecho de ser mujeres. Y no podemos voltear la cara para no ver esta realidad, porque está presente en nuestra vida cotidiana. Pues revisando algunos casos, destaca el hecho de que son siempre los familiares quienes encuentran los cuerpos de las víctimas (en muchos casos, se trata de la madre misma) y somos todos nosotros juntos con los familiares de las víctimas quienes luchan por alcanzar justicia, muy constantemente, a pesar de los obstáculos e ineptitud de las instituciones de impartición de justicia del Estado.
Vivimos, pues, una tragedia que muestra la hipocresía y el abandono del Estado burgués sobre la condición de desigualdad de las mujeres. Porque a pesar de que se cambian los marcos normativos, esto no elimina las condiciones objetivas que vuelven a las mujeres sujetos de injusticia y desigualdad y por lo tanto, son están repercutiendo de manera positiva en la prevención y sanción de la violencia contra las mujeres. Además sus legislaciones son insuficientes, ya que el tipo penal del feminicidio en México no permite acreditar los casos. Por ejemplo, entre 2012 y 2013, el Observatorio Nacional Ciudadano del Feminicidio (ONCF), documentó que, de 3 mil 892 asesinatos de mujeres en dos años, sólo 613 fueron investigados como feminicidios, sin que eso quiera decir que fueron sentenciados los culpables.
En el Estado de México, donde fuera gobernador Enrique Peña Nieto entre 2005 y 2011, y donde el PRI se ha mantenido en el poder desde hace 84 años, viven más de 15 millones de personas, de las cuales el 51.2 por ciento son mujeres. En los últimos nueve años, en esta entidad han ocurrido 1 mil 596 asesinatos de mujeres (dos por día), la mayoría de los cuales han sido violentos.
Sin embrago, en el país no existen datos exactos, porque detrás de los números oficiales hay una cifra negra que es difícil de calcular. La mujer mexicana y los hombres mexicanos debemos hacer conciencia de la gran vulnerabilidad y peligro que significa ser una mujer en México hoy en día.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora es una ocasión, para reconocer nuevas demandas de nuestra lucha por la emancipación, para tomar conciencia sobre la grave situación que vive el país en materia de desigualdad de género, que no ocurre de manera aislada: la violencia contra la mujer se presenta en todos los ámbitos, en los lugares más íntimos y cercanos a todos.

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